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Nombre: Tarazo
Título del mensaje: Articulo Prensa
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Dirigentes y técnicos del Tarazona siguen sin explicarse porqué el árbitro Díaz Leceta les dejó con nueve en Toledo en la misma jugada, cambiando un penalti a favor por falta en contra.

20 de diciembre de 2006. Y es que todo el séquito del Tarazona no olvidará en mucho tiempo al colegiado alcarreño Díaz Leceta y su arbitraje el pasado domingo en Toledo (2-1). Las imágenes televisivas han demostrado que sí hubo penalti en el derribo de Galán sobre Pirri, lo que ya estaba claro por el reconocimiento del jugador toledano ante sus propios compañeros en el vestuario. En auqel momento, mediada la segunda parte, el Toledo dominaba el partido y gozaba de las mejores ocasiones es cierto, pero el resultado era de 1-1. Y del posible 1-2 se pasó a que el Tarazona tuviera que jugar con nueve por las sucesivas expulsiones del propio Pirri, a quien el trencilla enseñó la segunda amarilla por simular caida, y de Peñarrubia con roja directa por insultarle, mismo motivo por el que también vió el camino de los vestuarios el entrenador visitante Quique Latasa.

Díaz Leceta reflejó en el acta las protestas reiteradas de los jugadores del Tarazona, e incluso de algún directivo, en el túnel de vestuarios. ¿Pensaba quizá que deberían agradecerle que les hubiera hundido en la miseria?. El comité de competición emite veredicto este jueves y debería tener en cuenta la importancia de la jugada en la suerte del partido, el grave error cometido y los terribles perjuicios que ocasionó el mismo al Tarazona, conjunto que acabó el encuentro con un total de 11 tarjetas (9 amarillas y 2 rojas) y 0 del conjunto toledano.

El Tarazona ha tenido que pedir justicia casi en el desierto por su modestia económica y estructural, lo que no implica reconocer que en Toledo fue literalmente masacrado por un gravisimo error arbitral. Sus quejas apenas han tenido eco en el concierto futbolístico regional porque no son de los poderosos ni tienen demasiados medios a sus disposición que les defiendan. EL DIGITAL, sin embargo, pone acento en la injusticia sufrida y pide a los miembros del comité de competición que no cometan el mismo error que Díaz Leceta y apliquen el espíritu por encima de la ley. El Tarazona es débil y modesto, pero tiene el mismo derecho que los demás a no ser vilipendiado.